Rusia está cerca de comenzar a producir una llamada vacuna contra el cáncer y medicamentos inmunomoduladores de nueva generación, que confío en que pronto podrán usarse de modo efectivo como métodos de terapia individual
, anunció el presidente Vladimir Putin esta semana, en un reciente foro sobre nuevas tecnologías.
El titular del Kremlin, en plena campaña para su reelección dentro de un mes, no ofreció detalles, pero circula abundante información que permite afirmar que la ciencia rusa sigue avanzando en la búsqueda de soluciones a esta implacable enfermedad que ahora afecta en este país, con cifras del ministerio ruso de Sanidad, a 4 millones 500 mil pacientes en diferente grado de tratamiento y que cada año sega la vida de muchas personas en el mundo.
Lo que está cerca de producir Rusia –en opinión de los expertos locales en la materia, por citar uno, Yevgueni Cheriomushkin, investigador del Instituto de Oncología Clínica de la Academia de Ciencias Médicas de Rusia–, no se trata propiamente de una vacuna para prevenir que surja la enfermedad, sino llevamos más de 10 años intentando elaborar un fármaco que, de acuerdo con los resultados de las distintas fases de experimentación con voluntarios, puede resultar efectivo en el tratamiento de ciertos tipos de cáncer
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