El alcalde de Chilpancingo, Guerrero, Alejandro Arcos Catalán, fue brutalmente asesinado y decapitado ayer, dejando a la comunidad consternada. Sus restos fueron encontrados en una camioneta abandonada en la Colonia Villa del Roble, al oriente de la capital guerrerense. La cabeza del alcalde fue dejada sobre el toldo del vehículo, mientras que el resto del cuerpo se hallaba en el interior. Una credencial de elector en la escena confirmó su identidad.
Arcos, de 43 años, había asumido la Alcaldía de Chilpancingo solo una semana antes, tras haber ganado las elecciones bajo la alianza PRD-PRI-PAN con una pequeña ventaja sobre su rival de Morena, Jorge Salgado Parra. La violencia en el municipio ha escalado en las últimas semanas. Apenas el 3 de octubre, su colaborador cercano y secretario del Ayuntamiento, Francisco Gonzalo Tapia, fue asesinado a pocas cuadras del Palacio Municipal. A su vez, Ulises Hernández, quien iba a ser su secretario de Seguridad Pública, fue acribillado junto a su pareja en septiembre.
Este trágico hecho ocurre en un contexto de creciente inseguridad y denuncias de interferencia del crimen organizado en la política local. Durante la campaña electoral, los candidatos de otros partidos reportaron amenazas y bloqueos de grupos criminales. La Fiscalía General del Estado ya ha iniciado una investigación, mientras que líderes nacionales del PRI y PAN han pedido la intervención urgente de la FGR y el reconocimiento de esta situación como terrorismo debido a la evidente ingobernabilidad en Guerrero.
