Cristina es una madre de familia que exige justicia por la muerte de su hija, Yuliana Esparza Salazar, quien solo tenía dos años.
La mujer señala que en la Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE) No. 71 del IMSS de Torreón, le quitaron la vida a su hija al administrarle un medicamento incorrecto.
Los padres de la menor, cuentan que su hija fue diagnosticada con leucemia por lo que tenían que estar mucho tiempo en el hospital y pese a ello, tenía buenas esperanzas de vida.
La madre de familia cuenta que el pasado 1 de octubre ella tuvo que regresar a su casa para atender a sus otros hijos y su esposo fue quien la cubrió en el IMSS.
El padre de Yuli, identificado como Juan Carlos dio a conocer que ese día entró a la habitación una enfermera, quien no se presentó y tampoco le dijo que le administraría a la niña, situación que lo hizo entrar en alerta, por lo que le cuestionó que medicamento usaría.
La mujer le señaló que le colocaría fluconazol, medicamento que se usa para combatir infecciones por hongos en diversas partes del organismo.
Minutos después la menor comenzó a tener problemas para respirar por lo que el hombre acudió con una doctora para informarle lo que pasaba.
“Y en lo que estaba ahí la doctora, mi hija se empieza a estirar toda, dilata sus ojos y deja de respirar totalmente. La doctora se da cuenta y le dice a Juan Carlos ‘papá, ponga el cronómetro rápido porque va a entrar en crisis convulsiva’. Mi esposo se puso nervioso y saca la cámara y estuvo grabando toda la crisis, fueron más de 20 minutos, me dio el tiempo suficiente de yo, estando en casa, llegar a la clínica 71. Todo el equipo médico llegó, no la podían controlar”.
Posteriormente la niña fue intubada para realizarle una tomografía y descartar alguna lesión cerebral.
Salud de Yuli empeoró en horas
La menor no resultó con daños por lo que fue llevada a terapia intensiva, sin embargo, su salud empeoró ya que se le diagnosticó principios de neumonía.
Aunque se le administró un medicamento para su problema, no hubo respuesta ya que la niña tenía sus su sistema inmune debilitado.
“Pero yo seguía preguntando una y otra vez, ¿qué le pasó a mi hija? El martes, me dice la jefa de Terapia Intensiva que hay un Comité de Farmacovigilancia que está haciendo una investigación, “lo que le pasó a Yuliana es un evento inusual, no solo lo estamos haciendo por su hija, lo estamos haciendo por todos los niños porque no queremos que vuelva a presentarse una situación así, creemos que no fue el fluconazol y al parecer a su hija en vez de ponerle eso, le administraron lidocaína. Se equivocaron”, dijo entre lágrimas Cristina.
El fin de semana la niña empeoró; tenía sus dos pulmones comprometidos y en shock séptico.
El domingo 8 de octubre la menor falleció y el médico que la atendía le informó a la familia que se había hecho lo humanamente posible.
“Me dice, ‘señora yo la veo muy mal, saqué mucha, mucha pus, tardé más de dos horas en estarla drenando y está en muy malas condiciones, el shock séptico ya avanzó demasiado’. Nos dijo que ya no nos moviéramos porque ya era cuestión de horas y nos preguntó si ya estaba bautizada. Le dije que si podía llevarle un sacerdote y me dijo que sí”.
Cristina cuenta que en el Seguro Social, le dijeron que la enfermera que le administró erróneamente el medicamento a su bebé, regularmente no laboraba en ese piso, que ese día estaba de guardia y que supuestamente había llegado “de malas”.
“Ella muy fría, todavía el domingo que Yuli falleció, ella pasó y le hablamos. Mi esposo le dijo ‘Yuli se está muriendo’ y se quedaba callada. Nosotros le decíamos ‘si no querías venir a trabajar ese día no hubieras venido, mi hija está mal por ti. Eres una maldita, eres una maldita, ¿por qué le hacías eso a mi hija?. Me fui al pasillo a sentarme y me alcanzó mi esposo y dice que ella dijo que sí era una maldita y que se merecía todo lo que le estaba diciendo”.