El pasado 25 de febrero un grupo de senderistas que se disponían a bajar desde un barranco con una altura de casi 45 metros vivieron momentos de tensión cuando uno de sus integrantes se disponía a bajar a rapel y la cuerda que lo sostenía reventó dejándolo caer sin protección más que su casco, guantes y rodilleras.
Milagrosamente el hombre logró sobrevivir a la caída registrando sólo raspones y dos fracturas, una en pie y otra en una de las manos; los hechos se registraron en Moroleón, Guanajuato.
“Estaba aflojando cuerda para bajar lentamente, en ese momento se escuchó que se reventó y dije ‘ya valió’. Fui rodando y salí volando a un estanque de agua sucia, quise salir nadando, pero me di cuenta que mis piernas no me responden”, explicó Jesús, el senderista accidentado al medio Fuerza Informativa Azteca.
La estrepitosa caída provocó gritos de desesperación en la zona por lo que rápidamente se movilizaron los cuerpos de emergencia hasta el sitio.
En redes sociales, la agrupación “Senderistas de Moroleón”, lamentó el accidente y expresó su solidaridad con el compañero que tuvo el percance.
