El papa Francisco viaja a la República Democrática del Congo (RDC) y a Sudán del Sur en un intento de impulsar la paz en dos países destrozados por la guerra civil y cuyos pueblos esperan que esa importante visita les otorgue “la dignidad” de formar parte del mundo.
Después de tener que aplazar el viaje previsto en julio por sus problemas de movilidad, Francisco prometió que iría, como recordó este domingo, a “República Democrática del Congo, desgarrada por enfrentamientos armados y explotación” y a “Sudán del Sur, destrozado por años de guerra que han obligado a tantas personas a vivir desplazadas y en condiciones de gran penuria”.
La religiosa y teóloga congoleña Rita Mboshu Kongo, que acompañará a Francisco en este viaje, destaca “el impacto social y político” que tendrá la visita a la RDC: “No hablará sólo a los católicos, a los creyentes, sino que a toda la humanidad, a la gente de buena voluntad”.
La población “espera del papa apoyo, aliento y acompañamiento espiritual, que tendrán un fuerte impacto social”.
Francisco llega a la RDC cuando se ha recrudecido la violencia en el este del país entre el ejército y las milicias que existen en la zona fronteriza con Ruanda y por ello ha tenido que renunciar a la prevista etapa en Goma.
Más de 200 civiles han muerto en las últimas seis semanas en la región de Ituri y al menos 52 mil personas han huido, que se suman a los más de 1.5 millones de desplazados en la provincia, según Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).