El Partido Republicano obtuvo ayer un contundente triunfo en las elecciones de Estados Unidos, logrando la presidencia y arrebatando el control del Senado a los demócratas. Al cierre de la jornada, los republicanos habían asegurado al menos 51 escaños en el Senado, superando los 42 de los demócratas, con siete lugares aún en disputa. En la Cámara de Representantes, también llevaban ventaja, acumulando 183 bancas frente a las 154 del partido de Kamala Harris, con 98 escaños pendientes de definirse.
Actualmente, la Cámara alta está bajo control demócrata, y la Cámara baja, de mayoría republicana, mantendría esta composición hasta el inicio del próximo año. Estos resultados brindan al próximo mandatario un Congreso favorable para avanzar en sus propuestas clave, como reformas migratorias y recortes fiscales, que requieren la aprobación de ambas cámaras.
De confirmarse el dominio republicano en ambas cámaras, el presidente electo Donald Trump contaría con amplio margen de maniobra legislativa, lo cual podría facilitar la implementación de su agenda política en su próximo mandato.
