El mercado del aguacate michoacano, conocido como “oro verde”, ha experimentado un incremento de más del 100% en sus precios debido a las extorsiones del crimen organizado. Alberto Guerrero Baena, experto en seguridad, señala que los productores, empacadores, exportadores y transportistas se enfrentan a “impuestos ilegales” impuestos por grupos delictivos. Los productores pagan un “derecho de piso” para sembrar en sus propias tierras y un porcentaje por kilo de aguacate comercializado.
Además de estos pagos, los criminales obligan a los productores a abastecer combustible en gasolinerías específicas donde también extorsionan a los concesionarios. Los productores deben pagar un porcentaje adicional por el tamaño del vehículo utilizado para transportar el aguacate. Esta situación ha llevado a un aumento en el precio del aguacate, que actualmente oscila entre 100 y 140 pesos por kilo, en comparación con los 60 pesos a principios de año.
Alberto “N”, productor de aguacate desde hace 30 años, lamenta cómo el crimen organizado ha infiltrado esta actividad económica. Prefiere mantener el anonimato para evitar represalias, ya que los delincuentes están presentes en todas las etapas de la producción y distribución del aguacate. Michoacán, principal productor de esta fruta, depende económicamente del aguacate en al menos 40 municipios.
El ambiente para los productores de aguacate cambió drásticamente cuando se desató la lucha entre el Cártel del Milenio y narcotraficantes locales en el año 2000. La región se volvió insegura y comenzó a sufrir extorsiones. Hoy en día, el crimen organizado controla cada aspecto de la industria del aguacate, desde el corte hasta la exportación y el transporte, generando ganancias superiores a los 50 millones de dólares. El precio del aguacate en el mercado nacional se ve afectado por la demanda de exportación. Los comerciantes aseguran que la exportación determina el precio del aguacate en México, exacerbando el impacto económico de las extorsiones en los consumidores locales.