El Ejército israelí bombardeó este jueves varias zonas en Beirut, alcanzando objetivos de la milicia chií Hezbolá por segunda vez en un año, causando al menos nueve muertos y catorce heridos. Los ataques, que incluyeron la sede de inteligencia de Hezbolá y su oficina de comunicación, ocurrieron en los barrios de Haret Hreik, Burj al Barajna y Muawad. Las autoridades libanesas no descartan más víctimas.
El Ministerio de Salud Pública del Líbano confirmó la muerte de nueve personas, mientras que la Agencia Nacional de Noticias libanesa (ANN) reportó que un edificio colapsó en Muawad y que Israel utilizó “bombas de fósforo”, prohibidas internacionalmente, en sus ataques. Israel no ha especificado qué zonas de Beirut fueron atacadas.
En simultáneo, Israel continuó su ofensiva en el sur y este del Líbano, donde Hezbolá tiene sus bastiones. Un soldado libanés murió y varios voluntarios resultaron heridos en un ataque israelí contra un convoy de la Cruz Roja que evacuaba víctimas. Más de 2 mil personas han muerto en el último año por los ataques israelíes, y 1.2 millones han sido desplazadas, según el gobierno libanés.
El Ejército israelí también ordenó la evacuación de una veintena de pueblos en el sur del Líbano, incluida Nabatieh, mientras avanzan sus operaciones terrestres. Israel asegura haber matado a 60 combatientes de Hezbolá y alcanzado 200 de sus objetivos. Hezbolá respondió lanzando 120 cohetes sobre el territorio israelí, algunos de los cuales fueron interceptados.
En paralelo, el presidente iraní Masud Pezeshkian reiteró el apoyo de Irán a los movimientos de resistencia en Palestina y Líbano, advirtiendo que Israel será castigado. Irán también protestó ante Alemania y Austria por su condena al ataque contra Israel. Rusia, a su vez, afirmó estar en estrecho contacto con Irán debido a la creciente tensión en la región.
