La situación en la Franja de Gaza se agrava con la continua ofensiva israelí, que ha dejado más de 42,000 muertos en el último año, según el Ministerio de Sanidad palestino. De este total, más de 16,900 son niños y alrededor de 11,500 son mujeres, lo que representa el 69% de las víctimas. En las últimas 24 horas, al menos 45 personas han perdido la vida, incluyendo una familia de nueve miembros que fue atacada en el barrio de Shujaiya, en la Ciudad de Gaza.
Los ataques se intensifican en el norte y centro del enclave, donde se han emitido nuevas órdenes de evacuación que ponen en riesgo a unos 400,000 gazatíes. La situación es desesperante, con hospitales como el Al Awda al borde del colapso y pacientes en cuidados intensivos, mientras la violencia y los bombardeos continúan. Organizaciones humanitarias, como Médicos Sin Fronteras, han denunciado que la expulsión forzada de civiles del norte hacia el sur está convirtiendo la región en un “desierto sin vida”.
Grupos como Oxfam Intermón y ActionAid han señalado que no hay un lugar seguro en Gaza y han instado a Israel a cumplir con sus obligaciones como potencia ocupante para proteger a los civiles. Según el derecho humanitario internacional, los civiles que no abandonen las áreas evacuadas mantienen su derecho a la protección, subrayando la urgencia de una intervención humanitaria ante la creciente crisis en la región.
