Esta noche, Salvador Rangel Mendoza, obispo de Chilapa – Chilpancingo, Guerrero, abandonó el hospital donde estaba ingresado desde el pasado lunes 30 de abril. Según medios nacionales, fue trasladado en ambulancia hacia su domicilio en Jiutepec, Morelos.
Luis Alberto Vázquez Cisneros, nuevo abogado del religioso, calificó su estado de salud como “delicado” y aclaró que no se iniciará ningún proceso legal hasta que Rangel Mendoza esté completamente recuperado.
El obispo fue ingresado al hospital unas horas después de que la Conferencia del Episcopado Mexicano informara sobre su desaparición. Informes médicos posteriores indicaron que se encontraba delicado, y un examen toxicológico reveló la presencia de cocaína y benzodiacepinas en su cuerpo.
Antes de su salida, la CEM emitió un comunicado pidiendo no hacer conjeturas ni especulaciones sobre el caso. La Iglesia confía en las instituciones encargadas de la investigación del obispo emérito de Chilapa-Chilpancingo, en Guerrero.
La petición de la CEM surge después de que se reportara la desaparición formal del obispo mexicano el sábado 27 de abril y se le encontrara en un hospital en Cuernavaca, Morelos.
Hasta el momento, se sabe que Rangel entró por su voluntad a un pequeño hotel y luego fue trasladado a un hospital público, donde se diagnosticó que había sido dopado con benzodiazepinas y cocaína.
