Kimberly Cheatle, quien hasta ayer era la directora del Servicio Secreto estadounidense, dimitió tras las crecientes críticas por los errores de seguridad durante un mitin en Butler, Pensilvania, donde el expresidente Donald Trump sufrió un intento de asesinato. Cheatle reconoció el incidente como el “mayor fallo operativo” de la agencia en décadas y asumió la responsabilidad completa, comprometiéndose a cooperar con las investigaciones en curso sobre el atentado.
La renuncia se produjo en respuesta a la presión de los legisladores y la oposición republicana, quienes exigieron su dimisión. Durante su comparecencia ante un comité de la Cámara de Representantes, Cheatle enfrentó críticas por su negativa a responder muchas preguntas debido a las investigaciones en curso. El Departamento de Seguridad Nacional ha iniciado una investigación independiente, que debe concluir en 45 días, para esclarecer los fallos de seguridad que permitieron el ataque.
