La escasez de agua en el país ha impactado al campo mexicano. Hasta septiembre pasado, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) reportó 502 mil 550 hectáreas de cultivos siniestrados, principalmente por estiaje. A la par, productores y campesinos solicitaron apoyo ante la sequía prolongada, la cual, el mes pasado, llegó a 74.96% del territorio nacional.
Chihuahua, Zacatecas, San Luis Potosí, Michoacán, Nuevo León y Tamaulipas son los estados con mayor superficie agrícola afectada, de acuerdo con datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera de la Sader. Se trata de entidades con más de 70% de su extensión con algún grado de sequía.
Del total de hectáreas agrícolas impactadas, 465 mil 943 corresponden a producción de temporal, la cual depende del comportamiento de las lluvias y de la capacidad del suelo para captar
el agua.
Expertos aseguran que la falta de tecnificación, así como de políticas públicas que impulsen el tratamiento y reúso de agua, agravan la alerta en el campo mexicano.
Ante ello, proponen invertir en tecnología para la agricultura, sobre todo en materia de riego y monitoreo en tiempo real de la humedad del suelo, y promover sistemas alternos de captación de agua, como las granjas de humedad.